La
Torre del Oro y la Torre de la Plata fueron construidas por los
Almohades durante su reino en Sevilla (siglo XII-XIII). La Torre de la Plata
controló el interior de la ciudad, especialmente las fábricas de moneda y
barcos que estuvieron cerca de la torre. Las murallas romanas que bordearon la
ciudad (y fueron restauradas por los Almohades) reforzaron el interior de la
ciudad en conjunción con la Torre de la Plata. Hoy en día, la Torre de la Plata es un poco olvidado por su ubicación en un estacionamiento.
Con
su ubicación estratégica en el río Guadalquivir, la Torre del Oro era una torre
militar y defensiva. El río era un puerto comercial muy importante, pero a la
misma vez representó la posibilidad de una invasión cristiana, la que temían
los musulmanes. Cuando los romanos vinieron a la Península Ibérica en siglo II
a.C., ellos se dieron cuenta de la importancia de controlar los ríos y fortalecerlos
para seguir controlándolos. Los musulmanes estaban de acuerdo con los romanos –
lo que es evidente también en el uso de sus murallas – y por eso crearon la
Torre del Oro.
Las
dos torres fueron construidas de ladrillos y piedra (otra influencia romana) y
tenían saeteras para tirar flechas. Aunque la Torre del Oro era una torre
militar, los musulmanes la cubrieron con azulejos, lo que era prueba de su amor
por el arte. Los azulejos parecían del oro cuando brilló el sol y por eso la
gente pasando la torre por barco pensaba que era del oro. Es verdad que los
musulmanes guardaron oro y otros metales en la torre, pero la torre no fue
construida del oro.
La Torre del Oro
La Torre de la Plata
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