Nos quedamos con unas amigas mías, todas nosotras en nuestros trajes. Entramos por la puerta principal y fue como otro mundo -- o, por lo menos, otra época. Los caballos y los burros, con toda su decoración, eran como una vista antigua. La música y las atracciones y la comida contribuyeron al ambiente increíble. Teníamos mucha suerte porque mi familia española tiene su propia caseta, pues cenamos y bebimos y bailamos allí con ellos. Después mi amiga quería subir en la noria, pues tomamos un paseo muy rápido en el cielo, con la vista buenísima de Sevilla. Después de una sola noche, no necesitaba regresar a la Feria -- mucha gente, demasiada gente en mi opinión. ¡Pero fue una noche muy divertida!
Mis padres españoles |
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