Murillo tuvo una fórmula
exitosa para representar el concepto “Inmaculado”
Deborah Kraeuchi
17/10/2017
17/10/2017
La Inmaculado llamada “La Colosal” de Bartolomé
Esteban Murillo, Museo de Bella Arte
en Sevilla
(ca. 1652, óleo sobre lienzo)
procedió del Convento de San Francisco de Sevilla
Bartolomé Esteban Murillo, nació en Sevilla (1617 - 1682) el es considerado el último de los
maestros del Siglo de Oro español.
Recibió muchos encargos y trabajó especialmente para las órdenes
religiosas, pero también fue un renombrado pintor de retratos. Su estilo -
tierno, suave, compasivo, incluso suave - lo distingue de sus predecesores, que
allí se distinguen por sus estilos rudo de pesado claroscuro y dramático
barroco. Murillo establece con su obre de arte un nuevo prototipo iconográfico
con las representaciones del Inmaculada
Concepción.
La ciudad natal de Murillo, Sevilla, estaba dedicada al
culto a la Inmaculada Concepción, por
lo que pintó y dibujó a la Virgen de la Inmaculada
Concepción unas dos docenas de veces; probablemente más a menudo que
cualquier pintor español de su tiempo. Incluso, he visto muchas de las obras de
Murillo antes, durante mis visitas al Museo Nacional del Prado a Madrid o
Galería Nacional a Londres. Hasta este día de mi visita al Museo de Bella Arte
en Sevilla, nunca hice la conexión con cuántas veces Murillo creó la Inmaculada Concepción.
¿Qué es
todo esto de la virginidad de María y la Inmaculada Concepción?
La doctrina de la Inmaculada
Concepción enseña que María, la madre de Cristo, fue concebida sin pecado y
que su concepción era inmaculada. La concepción impecable de María es la razón
por la que los católicos se refieren a María como "llena eras de
gracia". La Fiesta de la Inmaculada
Concepción es celebrada por los católicos el 8 de diciembre de cada año y
comienza la temporada festiva de fin de año!
¿Por qué podemos llamar a Murillo
"el pintor de la Concepción"?
Al principio de su carrera su estilo fue influenciado por el estilo barroco
de Zurbarán y Caravaggio. A los veintiséis años de edad se traslada a Madrid
para trabajar para el rey. Su evolución estilística demuestra el estudió
pintores flamencos (Van Dyck), pintores italianos del Renacimiento (Rubens) y
conoció a Velázquez. Especialmente la
influencia de la pincelada dinámica y fluida de Rubens, combinada con el brillo,
cálido y los colores fuertes se reflejan en la Inmaculada Concepción de
Murillo. Sus primeras pinturas eran más oscuras pero con el paso de los años
cambiaron por el uso de colores más claros.
Peter Paul
Rubens, Inmaculado Concepción Bartolomé
Esteban Murillo
ca.
1628, óleo sobre lienzo ca.
1645 – 1655, óleo sobre lienzo
Museo Nacional del Prado, Madrid Mueso del Hermitage, San
Petersburgo
Los colores cálidos y la luz
dorada idealizaron los rostros de la Virgen María y las masillas. Las figuras
son elegantes y naturales. Este arreglo del cariños angelitos, podría indicar el
cariño de Murillo por los niños.
los
angelitos
Además, ha creado una presentación formal de gran éxito
que muestra a la Virgen vestida de azul y blanco, con las manos cruzadas sobre
el pecho y la mirada dirigida hacia los cielos mientras está de pie en la luna.
Sua postura es de elegancia y dignidad. Blanco simbolizando la inocencia,
virginidad y pureza del alma. Azul el color del cielo y por lo tanto el símbolo
del paraíso. La luna es una iconografía de la Inmaculada Concepción, ya que la
luna es un símbolo de pureza de la Virgen María.
Una clave para su éxito es que el tema de la Inmaculada Concepción fue el tema de su
tiempo. Durante la Contrarreforma muchos
católicos reafirmaron su fe en la Inmaculada
Concepción. Sevilla en particular tenía muchos partidarios religiosos de
este dogma. Después de un escándalo en 1613 donde se pronunció un sermón para
expresar dudas sobre la verdad de la Inmaculada
Concepción la ciudad estaba agitada. Los padres de la ciudad organizaron
manifestaciones para proclamar que María nació sin pecado original. Después de
este escándalo, el tema de la Inmaculada
Concepción se hizo aún más popular en el arte español.
La iconografía de la Inmaculada
Concepción fue inicialmente difícil para los artistas, ya que fue
determinada estrictamente por la Iglesia en el siglo XVII. La representación de
la Virgen María fue tomada del libro de Apocalipsis de Juan de Patmos, donde él
describe: "Una mujer vestida de sol, bajo sus pies la luna, y sobre su
cabeza una corona de doce estrellas", convirtiéndose en la iconografía
estándar de los artistas, pero no del todo para Murillo.
Las muchas versiones de la Inmaculada Concepción de Murillo fueron encargadas por diferentes
órdenes religiosas, particularmente la Orden Franciscana, de la que él era
miembro. Las indicaciones dadas por el inspector del Santo Oficio para la
representación de este tema fueron extremadamente precisas. Sin embargo, Murillo
las cumplió en general sólo en efecto, y descuidó los detalles cuando le
complació.
Para agregar algunos ejemplos, las reglas prescribieron que
la edad de la Virgen fuera de doce a trece años, y el pelo de tonalidad dorada.
Murillo en algún cuadro la retrató como una mujer de pelo oscuro. Se dice que
cuando pintaba a la Virgen de joven su hija Francesca era su modelo.
Otra clave del éxito fue la propia María
Murillo está utilizando un modo
naturalista en la presentación del personaje de la Virgen que le ayudó a
popularizar el tema religioso de la Inmaculada
Concepción. Pintó una hermosa y serena joven mujer que se eleva hacia el
cielo, sostenida por una luna creciente y rodeada de encantadores angelitos.
Murillos se centró sólo en la presentación de la Virgen. No incluyó paisaje ni
alusión a las letanías que vemos en cuadros como Zurbarán. En comparación, las
pinturas de Murillo eran de un estilo fácilmente accesible en contraste con la
severidad oscura de Zurbarán o Velázquez.
1632, óleo sobre lienzo 1618-19, óleo sobre lienzo
Museo Nacional d’Art d Catalunya, Barcelona Galeria Nacíonal, Londres
Murillo utilizó la luz y la
oscuridad para comunicarse con el espectador. Su Santa María está puesta
delante de un fondo oscuro poco profundo, que ilumina su rostro y parece
resplandecer con una luz santa. El uso del color y el efecto luminoso del
claroscuro resalta la belleza femenina y noble que la hace tan atractiva y
agradable. El aire, las nubes y los ángeles ocupan más espacio que el sujeto.
También hay un contraste dramático entre la luz dorada, que cae sobre una
diagonal casi vertical, que ilumina la figura y las que quedan a la sombra. Los
ángeles pintados de manera vaporosa, se mueven alegremente y rodean a María.
María estaba arraigada en la
vida real, lo que significa que era una de nosotros. Representaba a una mujer
de su tiempo, trabajadora y con poca educación formal. Su lugar estaba en casa
cuidando de la casa y los niños. Sin embargo, creía profundamente en la fe
judía. Esta fe se nutrió de la palabra de Dios que oyó cuando visitó la
sinagoga. Muchas de las hembras en ese momento podían identificarse con ese
tipo de vida. Murillo pintó a María tan real que personas de todas las edades
pudieron sentir su carisma. La describió
no como una santa sagrada, sino como una mujer española gentil, complaciente y compasiva.
Su estilo también indica la tendencia hacia el realismo que se caracteriza por
el arte religioso del siglo XVIII. Murillo tenía la habilidad de hacer
accesible la narrativa religiosa.
¡En conclusión la
presentación de Murillo del tema espiritual y místico de la Inmaculada Concepción ha sobresalido a
cualquier otro artista!
Inmaculado
Concepción llamada “El Escorial”
Bartolomé
Esteban Murillo
1660,
óleo sobre lienzo
Museo
Nacional del Prado, Madrid
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