De todos los viajes que hice con CIEE, el viaje a Ronda fue lo más relajante. La mayoría de los viajes que hice en España enfocaron en visitas a museos o edificios históricos, con calendarios más apretados. Nuestro tiempo en Ronda era diferente. Vimos a atracciones históricas, sí––pero a diferencia de muchas ciudades populares de España, el ambiente era tan sereno, y podemos disfrutarnos de las vistas de la ciudad y su naturaleza sin muchas turistas. Esto lo hizo uno de mis escapadas favoritas.
Las atracciones de Ronda que más me interesaban eran los puentes. La ciudad de Ronda estaba construida en una colina, rodeada de cañones profundos. El puente en el punto más alto de la ciudad es el Puente Nuevo, construido primero en la primera mitad del siglo XVIII. El cañón sobre que el puente cruza tiene aproximadamente ciento veinte metros de profundidad, con el Río Guadalevín abajo. La primera construcción solo tenía un arco, pero se cayó unos pocos años después, matando a cincuenta personas. Más de dos décadas después, empezaron a construirlo otra vez. La construcción duró treinta y cuatro años, pero el puente final es bien robusto y muy impresionante. Con la historia que nuestra guía nos contó, me pareció aún más increíble.
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