La Iglesia del Salvador en Sevilla, la segunda más grande en la ciudad después de la enorme catedral, siempre ha sido uno de mis edificios favoritos en Sevilla. He caminado delante de ella innumerables veces en mi camino a CIEE, alcanzando a ver de sus cúpulas y campanarios mientras serpenteo por los callejones del Barrio de Santa Cruz. Cuando el cielo está nublado, los colores de su fachada rosa y blanca parecen reflejarse en las nubes, y el exterior entero se siente grandioso e imponente pero accesible.
Yo he ido dentro de la Iglesia dos veces, la primera vez al principio del semestre. Aunque aprecié el interior ornamentado, los grandes retablos de pan de oro, las columnas salomónicas, no fue hasta que aprendí un poco más sobre el escultor Juan Martínez Montañés y la importancia de la escultura religiosa durante Semana Santa, que podía entender mejor (aunque todavía no totalmente) el valor de la obra interior, específicamente la escultura de Jesús de la Pasión de Montañés.
Uno de los más importantes nazarenos, o esculturas de Jesús cargando la Cruz sobre el hombro, en Sevilla, la estatua, junto con la Virgen de La Merced, deja la iglesia en el Jueves Santo durante Semana Santa, el festival religioso más importante de Sevilla y probablemente la más grande y famosa de las celebraciones católicas de Semana Santa (la semana previa al domingo de la Pascua) en todo el mundo. La estatua de Jesús de la Pasión está hecha de madera policromada y tiene 1,64 metros de altura. Representa Jesús caminando hacia el Calvario, con la Cruz sobre su hombro. Su pie izquierdo está firmemente en el suelo, apoyando la mayor parte del peso de la Cruz, mientras el derecho apenas lo roza con el primer dedo, demostrando un sentido ambos de fuerza pero también un equilibrio inestable. Llevando una túnica de color morado oscuro, el color parece transmitir un sentido de la realeza. Su rostro mira hacia abajo, sus ojos casi cerrados, y hay gotas de sangre corriendo por su frente. El drama y la emoción de su postura y su expresión son obvios y destacan entre los muchos detalles ornamentales del retablo en el cual él está centrado. Aunque sé que está hecho de madera, parece estar transmitiendo una sensación profunda y palpable del sufrimiento humano.
Yo no soy una persona religiosa. La familia de mi madre es judía, y mi padre no es religioso, por tanto no tengo conexiones con la Iglesia Católica. Cuando estaba haciendo planes de viaje para mi semana de vacaciones durante Semana Santa, pensaba mucho sobre si quería verla en vivo, si las multitudes de gente y la locura del espectáculo valdrían la pena. Sin embargo, al entrar la iglesia, mirar a Jesús de la Pasión y, sobre todo, ver un atisbo de todas las preparaciones para el festival era intrigante. Al mirar al paso que llevará a Jesús de la Pasión y ver los espacios donde los cuellos de los costaleros llevarán el enorme peso de la estatua estaba convincente e impactante, como su devoción necesita ser tan fuerte para hacer una cosa tan difícil. En general, la experiencia me hizo más interesada en Semana Santa, y me hizo más entusiasmada a tener la experiencia de verla.
~Rose Kendrick
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