El fin de semana pasado visité al Museu
Nacional d’Art de Catalunya en Barcelona y vi “Mujer con sombrero y cuello de
piel,” una pintura cubista por Pablo Picasso. Fue creada en el año 1937 cuando
Picasso estaba en Paris, y representa una de sus amantes—Marie-Thérèse
Walter, la madre de su hija Maya. Su relación era un secreto porque Picasso también
tuvo una esposa legal durante este periodo que se llama Olga Khokhlova, y ella
no sabía de la infidelidad de su esposo. En 1935, Olga descubrió la relación y le
dejó a Picasso para vivir en el sur de Francia con sus hijos. A pesar de todo, no hay ningún
indicación de esta historia tumultuosa en el retrato
El sujeto, Marie-Thérèse, es la parte más interesante
de la pintura, debido a su conexión con Picasso. La relación entre los dos
empezó cuando ella tuvo 17 años y él tuvo 45 años, y duró aproximadamente ocho
años (1927-1935). Marie-Thérèse no era solamente la amante de Picasso sino también un
modelo para él: Picasso usa su imagen para una de las obras más importantes
del periodo cubista, “Le Rêve,” (Francés, “El sueño”) y una variedad de otros
retratos como “La Lecture” (Francés, “La Lectura”). Generalmente Picasso
representa a Marie-Thérèse como una figura de luz y belleza—en este retrato en
particular se ve una vitalidad y un sentido de juventud a través de los colores
vibrantes y la sensualidad del modelo. Al mismo tiempo, la obra es un ejemplo
muy indicativo del “estilo Picasso,” que combina el carácter distinto de su
cubismo con el uso de color para crear el tono de la pintura. Es interesante
comparar estos atributos con los retratos de Dora Maar, una otra amante que es
el modelo para “La femme qui pleure” (Francés, “La mujer llorando”). Los
retratos de Dora son casi todos oscuros y trágicos, con imágenes de ella
llorando. Por eso se puede ver la habilidad que tenía Picasso para la expresión de la emoción en sus obras.
-Catherine Lacy
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