El finde pasado tuve una experiencia muy única - Granada en la lluvia. Claro que no llueve con frecuencia, porque cuando llegué no había nadie en las calles. Me parecía una ciudad fantasma, y al principio no me gustó. Sin embargo, me permitió ver la ciudad sin la obstrucción de la muchedumbre. Cuando visité la Alhambra era como si toda fuera para mi - todas las vistas, los gatos, y senderos secretos de los jardines. Aunque fue espectacular ver la Alhambra desde adentro, mi parte favorito del viaje era subir a Sacramente y ver la Alhambra desde afuera. Una tarde, cuando me cansé de ver películas en la cama de mi hostel, decidí darme una buena caminata por la lluvia a ver las cuevas gitanas de Sacramonte. Sin embargo, no me di cuenta que la intensidad de la lluvia y el viento fue la de un huracán, así que me sorprendió cuando salí del hostel y inmediatamente se mojaron mis pies. El peso del agua en los puntos de mis vaqueros casi los arrancó de mi cuerpo. No podía oír nada por el sonido de las gotas enormes cayéndose del cielo. Sin embargo, todo valió la pena cuando llegué a la cima de Sacramonte y vi la bonita Alhambra.
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