miércoles, 26 de febrero de 2020

La Mezquita de Córdoba




He estudiado la mezquita de Córdoba dos veces, primeramente en el colegio y después en mi clase intensiva con Ángel. Es un edificio increíble y un ejemplo fascinante de la arquitectura musulmana durante el califato de Córdoba de los siglos X y XI. Pero la primera vez que lo estudié, solo podía soñar con tener la oportunidad de visitarlo. En mi clase intensiva, me di cuenta de que ese sueño se convertiría en una realidad.

Fui a Córdoba con CIEE en el primer día de febrero. Cuando llegamos a las once, Ángel nos guía a través de la ciudad hasta la mezquita. La fachada también era muy elegante, pero cuando entramos en la sala de oración, me asombré.

Aunque yo había visto decenas de fotos de la mezquita, la sala no era como esperaba. Llamada el “haram” en arabé, la sala de oración es famosa por sus arcos de herradura, hechos con un adorno que alterna entre ladrillo y piedra — ladrillo para hacerlos ligeros, piedra para hacerlos fuertes. También los arcos estaban apoyados con columnas de templos romanos. Es un diseño genial y fascinante. Pero lo que más me llamó la atención era la oscuridad de la sala. Esa oscuridad era intencionada, para crear un espacio sereno y reverente para que la gente pudieran rezar. Eso producía una atmósfera distinta de tranquilidad que me gustó muchísimo.

Tampoco sabía que la mezquita colindaba con una iglesia católica renacentista, construida en el siglo XVI. Aunque la iglesia era muy bonita, me sentía molesta con la decisión de construirla en un espacio religioso musulmán, hasta que Ángel nos informó que la mezquita no existiría hoy si la iglesia no hubiera sido construida. Los cristianos la habría destruido en algún momento. Con esa explicación, podía disfrutar de la belleza de la catedral y su contraste con la belleza de la mezquita un poco más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario