Este fin de semana visité la Sagrada Familia en Barcelona. Pocas
veces en mi vida he estado tan asombrada por algo. Esta obra maestra de Gaudí
es única en el mundo y sigue en construcción por su complejidad y magnitud. En la
parte exterior de la iglesia, se pueden ver las diferentes escenas de la Biblia,
por un lado, el nacimiento de Jesús y por otro su crucifixión y muerte. Las figuras
varían en material y estilo. Aunque las distintas fachadas son impresionantes
por el detalle y los diferentes estilos, el interior me dejó boquiabierta. La intensidad
de detalles de afuera crea un contraste con la simplicidad de dentro. Los vitrales
de diferentes colores hacen la entrada a este templo una experiencia espiritual
y mágica. Un lado de las cinco naves, los vitrales tienen colores fríos, como
el amanecer y al otro, colores cálidos como el atardecer. Las columnas y las crucerías
en las bóvedas convierten a la iglesia en un gigantesco bosque. Definitivamente
ha sido uno de mis lugares favoritos que he visitado.
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